miércoles, 16 de septiembre de 2009

EL FANTASMA DEL VALLE

EL SALTO DEL LENGUAJE

No nos detengamos en el salto del lenguaje. Miremos las orfebrería de la luz o una
sombra vacía. Como los poemas cuando nadie los lee. El tarot de Claudia ha cerrado
las cortinas a mis espaldas y como según Paz soy parcialmente palabra permitiré
que ella forja a través de mi mano el paisaje únicamente temporal- el mundo de las
revoluciones- las cartas mitad carne y ocultas detrás de un poema de frazadas arrugadas
como cuando el muerto penetra el mundo con mirada vacía obligado a serlo todo,
según dios que dictamina la mitad plástica de todo cuando coordinadamente tiene
un fondo móvil de caos o en su defecto un Mallarme concentrado purulento de
espejos falsos en una edad que recuerda que es realidad.
Este texto imposible de penetrar pues es un cuerpo que explica lo inexplicable
por el reflejo o por una mano que no ve que el ojo la desconfigura, “ es locura”
dicen los baratos pero tu poeta doble de ti mismo en conciencia torturado por
el hilo aracneano que se contrae convulsamente por la teoría de las definiciones
como cuando todo es verdad y nadie lo puede discutir salvo el ignorante que en ti
labora la inocencia del alba en un momento de la placidez del eje de la montaña,
antaño mortal, ahora una semilla al interior del dolor ,un ejercicio fornicador en
el cual las manzanas se independizan del árbol y en el cual la abortada verdad
comienza a endemoniarse debidamente puesto que el ojo es lo mismo que la
palabra leída salvo cuando el tiempo traslada la palabra al tiempo como ocurre
entre el libro, el alma y el cráneo que es un bello nudo en el paisaje.
No nos engañemos con este ejercicio: El standart del la palabra sólo exige la
opuesta operación entre sexo y divinidad o entre el mecanismo de la mano y el
de la palabra supuestamente leída que no tarda en ser la palabra solitaria e imposible
puesto que el salto del lenguaje sólo contempla como peligroso la negación del
infinito. Sólo tiene sentido si agrego el humor. Mi humor en este momento contempla
“la explosión del lenguaje” en la hoja. El poema despojado de su autonomía puede
ahora depender con el valor de un abanico abierto que procura darle un espejo al
infierno. No es intertextualidad: es intercontextualidad. Mallarme supone que de
la luna sale la cadena humilde de los dioses y choca con el pez del sueño.
El pez del sueño a su vez es corroído por una larga serie de hechos, en su mayoría
causas y efectos.” Ese no llegará al punto!” dice el destructor de novelas porque
la barba blanca es pariente del ojo ciego
Es lo mismo que Nada, un paisaje donde lo real y lo ficticio se entrelazan con la
sorprendente función de una palabra incontenible.



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